Dormir a la Reina Panda

Hacía ya muchos días que la Reina no podía dormir. Todos sus súbditos estaban agotados ya que debían permanecer al servicio de su majestad mientras esta se mantuviera despierta. Pero lo peor de todo era su mal humor, así que el consejero real pensó en un posible remedio a tan terrible situación. Se informó a todo el reino: “Quien consiga dormir a la Reina, recibirá un saco de perlas chinas”.

La noticia corrió como la pólvora y candidatos de todo el país y de lugares muy muy lejanos acudieron a palacio: un pastor de Mongolia, un anciano bengalí, una solista de la Ópera de París… Pero ni contando ovejas, ni escuchando aburridas historias, ni con las melodías más dulces consiguieron que la reina volviera a dormir.

Hasta que un día llegó a la corte una egipcia que ante todos los habitantes de palacio, bostezó. Todos se contagiaron y cayeron dormidos al momento. Todos menos la Reina. Pero como no había manera de despertarlos a la Reina insomne no le quedó más remedio que realizar las tareas que todos los sirvientes hacían. ¿Podrá el cansancio con ella finalmente?